Los humedales como seña de identidad de Huelva

Cuando hablamos de humedales, nos estamos refiriendo a ecosistemas mixtos que ocupan la zona de transición entre ecosistemas terrestres y acuáticos, donde el recurso agua está presente, inundando el mismo de manera permanente o no. Están situados en aguas poco profundas, inferiores a 6 metros en marea baja, generando condiciones saturadas que favorecen la presencia de comunidades muy productivas y diversas.

Cuando el funcionamiento de aquellos es el adecuado, prestan servicios esenciales para la protección ambiental y social, conocidos como servicios ecosistémicos. Los humedales actúan como sumideros de carbono mediante la absorción de CO2, depurando aguas a través de la vegetación y el suelo, o amortiguando los desastres que pudiesen producirse como sequías o inundaciones, entre otras. Además, cuentan con una gran riqueza en cuanto a biodiversidad se refiere, ya que albergan gran número de especies, tanto terrestres como acuáticas. Sin embargo, para ser incluido en la Lista de Importancia Internacional del Convenio de Ramsar habría que cumplir con una serie de criterios de identificación.

Por ejemplo, en la provincia de Huelva existen 45 humedales recogidos en el Inventario Andaluz, lo que hace que sea la provincia con mayor número de espacios catalogados de esta naturaleza; pudiendo destacarse, que son 3 de ellos, los que se encuentran reconocidos en la Lista Ramsar:

• Paraje Natural Lagunas de Palos y las Madres, situado en los municipios de Palos de la Frontera y Moguer.

• Paraje Natural Marismas del Odiel, ubicado en los municipios de Huelva, Gibraleón, Aljaraque y Punta Umbría.

• Espacio Natural de Doñana, compartido por las provincias de Huelva (Almonte, Hinojos, Lucena del Puerto, Moguer y Palos de la Frontera), Sevilla (Aznalcázar, Isla Mayor, Pilas, Puebla del Río y Villamanrique de la Condesa) y Cádiz (Sanlúcar de Barrameda).

Los humedales son uno de los espacios más vulnerables del planeta e imprescindibles para el desarrollo de la vida que, a pesar de los servicios ecosistémicos que aportan, su mala gestión y aprovechamiento hace que se vean sometidos a impactos antrópicos, que están llevando a la desaparición de los mismos. Entre estas alteraciones que modifican su comportamiento natural están, los cambios en la ocupación del suelo, los vertidos y la sobreexplotación de las aguas subterráneas. Como prueba de este último impacto mencionado, el pasado verano, según reconocía el director de la Estación Biológica de Doñana, Eloy Revilla, en el periódico Digital Ideal (ID): 

"Por las veces que ha ocurrido con anterioridad esta situación sabemos que la sequía no es la causa de que las lagunas permanentes de Doñana hayan desaparecido» y apuntaba a «la sobreexplotación del acuífero de Doñana, que es también responsable, sobre todo cuando de él se extrae más agua de la que recarga cuando llueve, algo que lleva muchos años ocurriendo".